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formas del vacío

olores

olores

 

 

 

si en algún lugar de mí existiera

la conexión con la prosa

que reprodujera el detalle minúsculo

de lo alejado para siempre

aquella niñez con su flamante mundo

descubriéndose cada día

de las horas interminables

con sus tardes como siglos

ollas burbujeantes en su latido térmico

las cucharas chocando y en vaivén cadencia

las manos de mi abuela evocando los demonios

animadores del alimento

verduras algunas suaves del limbo

otras con su costado acre que alerta

las carnes terrestres como apoyo del alma

rechinando sobre el fuego

la leche en su expansión salvaje

y haciéndome nausear...

 

 

 

si en algún lugar de mí persistiera

aquél hálito de ese momento exacto

que se sucedía día tras día

igual a sí mismo

de lo familiar redescubriéndose

en un nuevo ciclo de gentes

la postura imponente del chocolate

en la lata de aquel jarro

camino en ascenso, inherente de una buena sartén

cumpliendo con su función de agitar el deseo

toma por asalto de aquel instante

por el pescado llegado de la feria

mandarinas pulverizadas, desgajadas

en acto de epílogo ritual

la voz de mi madre recitando las tablas

de la ley de la cocina...

 

 

 

si algún tiempo en mí dejara

la traza que sella el aroma del recuerdo

la inspiración que todo lo hace volver

a repetirse sagradamente...

 

 

 

quizás podría mirar la felicidad desde siempre

 

 

 

 

 

 

1 comentario

Marisel -

Agua de azahar, diminutas lágrimas de la luna de los Dardanelos, Zaida rociaba sobre la pasta de almendras. Y sus masas dejaban en la lengua una huella de oasis.